...había muchos días en que él la mandaba los besos en un mensaje.
Los encerraba entre dos paréntesis del texto para que no se perdieran en el camino de los besos inútiles, luego pulsaba el clic que los enviaba a su boca, a su cuello, a sus manos, a su cuerpo, a su corazón...a ella entera.
Le mandaba los besos desde lejos pero siempre se aseguraba que la llegaran como recién salidos de sus labios, que ella sintiera su cariño muy cercano. Unos días eran blancos, otros húmedos, cálidos, con sabor a menta o de caramelo...le gustaba variar y elegirlos distintos para que ella se sorprendiera y cada vez que recibiera uno fuera como el primero.
Pero hoy era un día especial y hoy, por tanto, tenia uno muy especial preparado. Incluso le pondría un nombre, lo llamaría "dos pasos".
Hoy no hacían falta los paréntesis, ni el clic, ni el cartero del éter...
Hoy ella solo tenía que dar dos pasos...
Pero hoy era un día especial y hoy, por tanto, tenia uno muy especial preparado. Incluso le pondría un nombre, lo llamaría "dos pasos".
Hoy no hacían falta los paréntesis, ni el clic, ni el cartero del éter...
Hoy ella solo tenía que dar dos pasos...
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